María Dolores Zornoza Serrano, más conocida como Loli, nació en La Higuera 1962, de padres Marina y Francisco siendo la tercera de cinco hermanos. A sus 13 años se trasladaron Almansa con la intención de una vida mejor. Enseguida empezó a trabajar con su padre en la Piscina Castillo donde ya la edad de 15 años conoció al que sería su marido: Luis, que iba a verla día tras día «hasta que la conquistó».
Solo varios años después falleció su padre. Ella y sus hermanos aún eran muy jóvenes e inmediatamente la pusieron a trabajar en la fábrica de Juan Martínez, puesto donde estuvo cerca de 6 años. En el año 1982 se casó finalmente con el que fue su amor de adolescencia, su marido Luis y solo un año después, fruto de dicha unión nació su primer hijo: Fran. Meses después, su madre sufrió un grave infarto de forma repentina, lo que hizo que no pudiera cuidar al bebé mientras ella trabajaba. Loli tuvo que abandonar la fábrica que tanto le gustaba para poder cuidar a su hijo mientras además se ocupaba de la casa.
Un par de años después vino su segunda hija, Conchi, y en 1989 llegó una oportunidad que cambiaría para siempre sus vidas: «La Ventica». Luis encontró esa venta antigua, la cual solo tenía cuatro paredes, pero gracias a la lucha y esfuerzo conjunto de ambos, vieron la oportunidad de un gran restaurante con posibilidades de un buen futuro.
Juan Gómez, el dueño de la venta, les ofreció arreglar todo sin llevarse nada a cambio, ya que ellos tampoco tenían recursos ni dinero para pagarle, lo que sí que tenían eran muchas ganas por ese nuevo proyecto. Loli, junto a su marido, paso días y noches haciendo de esas cuatro paredes un bar acogedor.
Al principio no tenía mucha clientela, había días que incluso no sacaban ni para los gastos, pero poco a poco consiguieron una clientela fiel y una crítica genial, organizando incluso despedidas poniendo como atracción una vaquilla, lo que aún muchos almanseños recuerdan con cariño y felicidad.
La construcción de la autovía también fue una gran oportunidad y gracias al aumento de clientes empezaron a despegar y a tener mucho trabajo. Por esos años, Loli comenzó a pasar horas y horas entre lumbre y fogones para ofrecer sus guisos caseros, sus patatas al montón con huevos fritos y sus carnes a la brasa que todos hemos disfrutado en algún momento.
En 1992, llegó Vero, su tercera hija. Por aquel entonces toda la familia vivía, dormía y hacía su vida en La Ventica, incluso los abuelos que fueron una parte muy importante en el cuidado de los tres niños.
Fueron Luis y Loli quienes consiguieron sacar adelante el negocio y la familia con mucho esfuerzo y tremenda dedicación. La consecuencia del esfuerzo: colocar a La Ventica en lo más alto de la hostelería almanseña.
Hoy en día Loli sigue madrugando para ir al restaurante en el cual sirven esos ricos almuerzos, comidas y cenas que tanto nos encantan. Cocina limpia y dirige sin que le falte nunca esa sonrisa que tanto la caracteriza y siempre acaba su jornada laboral teniendo tiempo para lo que más quiere: su familia.
«Una auténtica todoterreno. En su familia no tuvieron una vida fácil, pero mereció la pena por todo lo que han conseguido La Ventica, un restaurante donde puedes comer como en casa, ya que toda su familia trabaja junto a ella. Gracias Loli», concluyeron desde Mujeres en Igualdad.
Este artículo está englobado dentro del acto-homenaje a 8 mujeres almanseñas que la asociación Mujeres en Igualdad realizó el viernes, 11 de marzo, con motivo del Día Internacional de la Mujer. Para conocer todas las historias haz clic en este enlace: Mujeres de Almansa.