Con la cercanía del fin de año, las familias ultiman la organización de la última de sus cenas en el 2022. Se trata de un momento generalmente familiar relegado a celebraciones en casa, pero que en algunos casos también se puede vivir fuera, rodeado de amigos. En toda España se siguen unas mismas reglas para el festejo: reunirse con seres queridos, comer bien, escuchar el tañido de las campanas y comer uvas mientras tanto. Esta tradición se remonta, como mínimo, a inicios del siglo XX, y en Almansa la Nochevieja ya se celebraba acompañada de campanadas en directo y con menú especial de cena en la década de los años 20.
La Nochevieja en Almansa: un menú protagonizado por las campanadas
En la noche, la Torre del Reloj de la Plaza de la Constitución repicaba sus campanas al ritmo de las de la Real Casa de Correos de Madrid, las de la Puerta del Sol. No se sabe a partir de qué momento esto se convirtió en tradición en Almansa, pero desde la vieja torre sin rehabilitar ya se daba la bienvenida al nuevo año. La edificación se restauró en el año 1932 y tiempo antes ya se venía realizando el rito.
La nueva Torre del Reloj no dejaría de «dar este servicio» a los vecinos una vez reformada, aunque alguna de las funciones vinculadas a ella sí se eliminarían. Entre ellas, su uso publicístico. Y es que el edificio hasta 1931 sirvió como tablón de anuncios y de propaganda comercial del municipio. En él se colgaban tanto información sobre celebraciones de eventos, como ofertas de restaurantes y menús ofertados para la propia Nochevieja.
La Torre del Reloj anuncia el menú de cena
De entre los anuncios compartidos se puede rescatar lo que sería una planificación de cena, dirigida a las personas de círculos acomodados, que eran las que principalmente pasaban la noche fuera de casa. El menú cuenta con una primera sección de entremeses no especificados, un plato principal de pollo, bebidas y postres navideños. Una estructura muy parecida a la actual, pues no ha cambiado el hábito de llenar las mesas de entrantes, ni el brindar con sidra al final.
No obstante, se echa de menos la presencia de uvas en el menú. ¿No las ofertaría este restaurante en particular? ¿Irían los comensales a disfrutarlas en casa una vez acabada la velada? Resulta ciertamente extraño que, a pesar de titularse el cartel “Cena de las uvas”, la fruta no se especifique dentro de la carta.
Uvas más de 100 años, pero no desde siempre
¿Se comían uvas en Almansa hace un siglo? Sí, sin duda. Pero, ¿y hace 200 años? Esto último ya no es tan seguro, incluso parece que la tradición no tiene tanta antigüedad. La costumbre se remonta, al menos, al año 1909, según estudios de la organización de investigación National Geographic. Ese año habría sido uno de muy buena cosecha de uva, y la fruta se habría tomado como símbolo de abundancia y también para ayudar a acabar con las existencias de uva.
No obstante, el origen de la uva como compañera inseparable de las campanadas podría ser anterior. Periódicos previos a 1900 ya recogerían una tradición burguesa consistente en brindar con champagne y comer uva en la última noche del año. Para reírse de dicha tradición, un grupo de chulapos madrileños habrían bajado a la Puerta del Sol para comer las uvas al sonido de las campanas en 1882, creando el germen de lo que hoy en día es una de las costumbres más arraigadas de la Navidad en España.
La tradición sería imitada en variedad de puntos de la geografía española y se asentaría con el paso del tiempo en cada hogar. Independientemente de dónde se escuchen las campanadas, dónde o con quien se disfrute la cena, y de si se acabe a tiempo o no con todas las uvas, las costumbres de Navidad no han cambiado tanto con el tiempo. Con los también tradicionales deseos de estas fechas, pedimos lo mejor para todos nuestros vecinos, y para que las reuniones con nuestras personas queridas durante esta época no cesen en años venideros.
Quizás te interese: