Hija de Emilio y Lourdes, Lourdes Miravalles nació en el pueblo de Teresa de Cofrentes un 27 de enero de 1970. Su padre trabajó de Guardia Civil y su madre de modista para poder sacar adelante a una familia de tres hijos de la cual nuestra protagonista es la mediana y la única mujer.
Su padre estaba destinado en la comandancia de Valencia, concretamente en el cuartel de la Benemérita de Benimaclet, lo que hizo que Lourdes viviera su infancia y adolescencia con la mirada puesta en el mar, lo que forjó su personalidad como persona de costa y amante de los animales.
El amor llegó a su vida con el nombre de Aquilino, quien fue su mejor amigo de la infancia y ahora su marido y padre de sus hijas Sarah y Aaron. Lourdes siempre agradecerá a su madre y a su suegra todo el apoyo recibido en todo momento.
Lourdes llegó a Almansa hace más de 20 años: «Me encantó su gente y sus tradiciones, la alegría de esta ciudad ha hecho que se me pasen, sin darme cuenta, 19 años». La mayoría de la vecindad reconoce su inquebrantable sonrisa por su trabajo en el supermercado Consum, lugar donde atiende con alegría enorme junto a sus orgullosas compañeras, las cuales ovacionaron con grandes vítores a Lourdes durante la entrega del reconocimiento en el Teatro Regio de Almansa.
Cuenta Lourdes que el golpe más duro de toda su vida llegó con el fallecimiento de su padre. Ahora, pasado el tiempo y con las heridas emocionales sanadas, nuestra protagonista asegura cargada de amor: «Se que mi padre está muy orgulloso de mí y siempre estará conmigo allá donde vaya».
Su constante amor por los demás y su faceta solidaria la llevó a entrar junto a toda su familia en Cruz Roja y Protección Civil. Ella fue fundadora del Equipo Zomi y de repente… llegó la pandemia.
Llegó el miedo, la angustia, la pérdida de seres queridos… Y entre toda esa oscuridad, Lourdes se propuso arrojar luz con su trabajo como voluntaria a través de una entrega incondicional tan propia del voluntariado «del chaleco naranja».
«Allí estuvimos en los momentos más difíciles que hemos vivido como sociedad: con valentía, llevando coida, tranquilizando a las personas, informando de la situación y también consolando a los que habían sufrido alguna pérdida. Fueron jornadas largas donde muchas veces nos inundaba la impotencia y la extenuación. Pusimos lo mejor de nosotros por los demás», recuerda Lourdes Miravalles.
Para Lourdes, el voluntariado es un regalo que le ha dado la vida. Pero no tiene miedo en reconocer que el mayor presente que ha podido recibir es su «pequeña almanseña», su nieta Sofía, que asegura: «Se ha convertido en uno de los motores de su vida».
Lourdes Miravalles, mujer ejemplar de Almansa
Lourdes recibió el reconocimiento con un Teatro Regio abarrotado hasta la bandera que se deshizo en una continuada, sonora y sentida ovación. En su discurso de agradecimiento indicó: «Este premio es para mí, pero quiero que sepáis que también es para todos los voluntarios de Protección Civil y Cruz Roja».
