M.R.G. recuerda, «por desgracia», aunque «no totalmente», haber acabado con la vida de su excuñada A.B.N.L. de manera premeditada. Con ambigüedad, reconoció que fue él quien la asesinó en la ciudad de Albacete, en 2018. El juicio inició el pasado viernes en la Audiencia Provincial de Albacete y el acusado realizó un brutal relato de los hechos ante su abogada defensora.
Según su declaración, narró que «no había dormido en toda la noche», algo que llevaba haciendo los meses anteriores mientras bebía y mezclaba alcohol con su medicación. Una rutina que, según expuso, comenzó desde la separación con su mujer. En su domicilio contaba con pastillas pautadas por los doctores puesto que, antes de cumplir los 17 años, el acusado ya había sido diagnosticado con un trastorno mental por los servicios de Salud Mental del Hospital General de Albacete.
Sin embargo, no se había tomado la medicación durante los años de casado y había acumulado varias pastillas. Fue después, con su separación, cuando consideró que perdió «un poquito el norte».
El brutal relato del acusado
M.R.G. salió de su domicilio a las 6:00 horas de la mañana dirigiéndose «directamente» a casa de su excuñada, «sin saber la intención que llevaba». No obstante, portaba una mochila «todos los días», en cuyo interior, albergaba machetes, guantes, una cinta de celofán ancha y un destornillador.
Aunque aseguró que no sabía el piso dónde vivía la víctima, supuso cuál era. Esperó en la puerta a que ella la abriese, procediendo seguidamente a empujarla hacia adentro. «Estuvimos forcejeando incluso varios minutos», señaló.
En la reconstrucción de los hechos, el acusado expuso que la víctima llegó a salir al descansillo del domicilio y, cuando salió, la cogió del pelo y la echó hacia dentro, cayéndose los dos en el suelo; él boca arriba y ella encima de él, de espaldas.
«Ella no paraba de gritar» y, en el momento en el que él empezó a «escuchar golpes», reconoció que se puso «nervioso» y sacó el cuchillo «pequeño» que tenía en el bolsillo derecho. En esos momentos sabe que la puerta se cerró, aunque no sabe si la cerró él o ella.
Según ha confesado, su intención no era apuñalar «en ningún momento» a su excuñada, pero, al escuchar golpes de fuera, sacó el cuchillo. Asimismo, aseveró que su estado era de «ira prácticamente» y expuso que hay momentos de los que no se acuerda considerando que tuvo que tener «algún brote», ya que no llega a comprender lo que hizo.
Recuerda que la apuñaló en la espalda «seis o siete veces» y que, después de este acontecimiento, ella «ya no gritaba». Aseguró que, «fuera de sí», procedió a arrastrarla por la cocina, reconociendo que seguía viva.
Fue en esta habitación de la casa cuando él reconoce que le dijo que «no la iba a violar» y que, seguidamente, sacó un machete de la mochila, a pesar de que no recuerda «tantas puñaladas» como se recoge en el escrito de la Fiscalía (más de cien). «En ese momento no tenía ninguna comprensión», aseguró y confesó que no puede poner excusas a lo que ha hecho y que no puede justificarlo.
Se puso una máscara de Scream y encontró a su exsuegro
Tras lo sucedido en el domicilio, el acusado señala que cuando él se fue de la casa, su excuñada ya se encontraba fallecida, asegurando que la máscara de Scream se la puso al marcharse del domicilio de la víctima, quitándosela al llegar a la puerta del edificio.
Al salir de la vivienda, según detalló, no se dio cuenta de lo que había hecho y después de 45 minutos «dando vueltas», se encontró al padre de la víctima y paró a hablar con él. Su exsuegro le recriminó que estaba «muy nervioso últimamente» y le pidió que no llamara más, asegurando que la conversación no fue «en ningún tono amenazante».
Seguidamente, se fue a su casa para cambiarse de ropa y sacar todo lo que llevaba en la mochila y, tras quemar una camiseta y tirarla al sofá, se puso nervioso y se fue a casa de una amiga. Estuvo hablando con ella, que era compañera la compañera de piso de A.B.N.L, a quien le explicó que se había producido un incendio en su casa. Pero como ésta se tenía que ir a trabajar, él se fue al parque Abelardo Sánchez «a llorar».
Separación del matrimonio
Según confesó el acusado a preguntas de su abogada, la separación con su mujer fue «atípica», señalando que hubo un problema con sus padres con los que ella «se llevaba muy mal», puesto que les reprochaba que durante quince años no habían estado con ella al haberse quedado embarazada de su primer hijo con 18 años.
Tras la muerte de la hija de 7 años y de los padres de la mujer, él quería, según relató, que sus otros dos hijos «tuviesen a sus abuelos», a pesar de que su esposa estuviese «muy dolida». Al final, según relató, terminó convenciéndola para hablar con sus padres y aunque al principio «la relación iba bien», después, como consecuencia de la relación con sus excuñadas «desembocó en la separación».
Asimismo, expuso que «fantaseaba por las noches con hacer algo o hacerme algo». Manifestó que días anteriores al suceso estuvo en el hospital «rogando» que le ingresaran porque «no podía más». El ingreso se produjo en una ocasión.
El juicio se va a retomar hoy lunes 5 de octubre a las 10:00 horas y está previsto que dure hasta el miércoles. Asimismo, la abogada de la defensa pidió que se cite a la doctora y psicóloga del acusado. La petición se aceptó y se solicitó la psicóloga presente los días previos al miércoles un dictamen escrito con las patologías del acusado.
Condena (Actualización)
Finalmente el acusado ha sido declarado culpable y ha sido sentenciado a 23 años de prisión. Además no podrá acercarse a menos de 500 metros de la familia de la asesinada en los próximos 33 años.
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