22/11/2024

El periódico digital de Almansa

«En busca de los referentes perdidos», por José Antonio y Juan Rafael Hernández

Herminio Almendros y José Conde García introdujeron en el aula innovaciones hasta entonces nunca vistas en España como la imprenta escolar o el aprendizaje a través del cine
Referentes José Antonio y Juan Rafael Hernández Bravo

Tradicionalmente, la educación se ha encargado de perpetuar el modelo social imperante, si bien han ido surgiendo iniciativas que, a contracorriente y desafiando a lo establecido, han tratado de regenerar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Estos hitos han sido fundamentales para la evolución de la sociedad y el avance del conocimiento.

En las últimas décadas, se han ido incorporando de manera progresiva en las aulas las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), erigiéndose al parecer como un exponente innovador de primer orden. Pero, ¿qué es realmente innovar en el ámbito educativo? De forma sencilla, la innovación educativa se puede definir como la utilización de metodologías en las aulas que contribuyen a la transformación y mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Aunque podamos pensar que la innovación educativa sea un concepto moderno ligado a la irrupción de las TIC en las aulas, ya desde mediados del siglo XIX y a lo largo del siglo pasado, existieron corrientes pedagógicas que querían superar el inmovilismo educativo y renovar las prácticas en las aulas. La motivación de estos «revolucionarios» de la educación se hallaba en su firme compromiso ético y de progreso social, pues comprendieron que para conseguir su meta era fundamental poner al alumno como centro de su propio proceso de aprendizaje y hacer de ese proceso un hecho más activo y significativo.

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No son solo nombres de institutos

Siguiendo al pedagogo francés Célestin Freinet, dos eminentes maestros almanseños, Herminio Almendros y José Conde García (este último de adopción) introdujeron en el aula innovaciones hasta entonces nunca vistas en España como la imprenta escolar, el aprendizaje a través del cine, el contacto con la naturaleza, el juego, el dibujo libre y la experimentación, entre otros.

Como suele pasar con el devenir de los tiempos, a pesar de que Herminio Almendros y José Conde sean dos figuras imprescindibles por su gran calado histórico y su ingente legado educativo, las generaciones más jóvenes desconocen quiénes fueron y qué hicieron, más allá del nombre que reciben dos Institutos de Educación Secundaria de nuestra localidad.

Por este motivo, la conferencia que la asociación Torre Grande celebró el mismo día en el que se cumplía el 50 aniversario del fallecimiento de José Conde García, fue un merecido acto de justicia para la recuperación de la memoria de este docente adelantado a su época, que supo ver en la innovación educativa un motor de cambio y de continua mejora.

Sin duda, en estos tiempos convulsos, el conocimiento de la vida y la obra de personas como José Conde son más determinantes que nunca en la sociedad en general y, en las aulas, en particular. Constituyen un referente en el que mirarnos para comprender dónde estamos y hacia dónde queremos dirigirnos. Su ejemplo vital, su espíritu de superación ante las adversidades vividas, su afán de conocimiento y su compromiso inquebrantable por la educación de los más jóvenes desde una perspectiva innovadora, lo convierten en un verdadero modelo a seguir en una época en la que escasean los referentes.

Y eso hace, aún si cabe, más valiosa su figura y más necesario su reconocimiento.

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