Tradicionalmente pensábamos que el dolor producido por las «agujetas» proviene de la formación de «cristales» originados en el músculo, pero a día de hoy sabemos esto no es cierto. En la literatura científica (hipervínculo) observamos que las principales causas que producen este fenómeno son: el daño muscular excesivo y microdaños neurales.
En otras palabras, la intensidad del entrenamiento ha superado la capacidad de trabajo tolerable por el individuo, produciendo una respuesta negativa que se traduce en dolor y que extiende en el tiempo el periodo de recuperación. Las agujetas aparecen entre las 48 y las 72 horas tras la realización del ejercicio y son consideradas una lesión muscular de bajo grado, por lo que cuando aparecen, cobrará relevancia la toma de decisiones desde diferentes vías: entrenamiento, nutrición y fisioterapia.
La utilización de remedios caseros para paliar los efectos de determinadas dolencias es una práctica común en la población. Un (supuesto) remedio casero para las agujetas es el agua con azúcar. Sabemos que la alimentación es uno de los pilares fundamentales para una adecuada recuperación tras una sesión de ejercicio físico, pero la utilización de esta fórmula no mejorará ni la sintomatología de las agujetas ni acortará ni disminuirá el tiempo de recuperación.
Los nutricionistas conocemos diferentes estrategias para intentar mitigar los efectos negativos de las agujetas y de otras dolencias musculares. A continuación, observaremos una serie de factores nutricionales, de mayor a menor importancia, que podremos llevar a la práctica cuando se presente dicha situación.
En primer lugar, será imprescindible asegurar una ingesta energética y de carbohidratos adecuada a las demandas del deportista. Una ingesta proteica suficiente en función del tipo de ejercicio y del objetivo mejorará la recuperación del daño muscular producido. Un buen estado de hidratación previo, así como mantenimiento de este durante y post ejercicio podría disminuir el daño muscular producido durante el ejercicio físico.
Además, podría ser útil el uso de determinados alimentos que contienen compuestos que podrían disminuir esta sintomatología (zumo de remolacha, pescados grasos, zumo de granada…), así como el uso de suplementos deportivos como la creatina monohidrato y, en caso de que se presente deficiencia, vitamina D.
No podemos dejar de mencionar que el uso de suplementos podría estar justificado siempre que se haya prestado la suficiente atención a los anteriores factores, dado que estos reportarán mayores beneficios.
Para finalizar, cabe señalar que uno de los factores más importantes del periodo de recuperación tras el ejercicio y que no se le presta suficiente atención, es el descanso, por tanto, descansa correctamente en calidad y en cantidad.
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