Muchos estudios relacionan la práctica de deportes de alto impacto con el desarrollo de incontinencia urinaria de esfuerzo (SUI). Hay metaanálisis que muestran prevalencias de hasta el 36% en mujeres que ejercen estos deportes. Pero… ¿Qué es y qué podemos hacer para prevenirla y tratarla?
¿Qué es la incontinencia urinaria de esfuerzo (SUI) y cómo se produce?
La SUI es la pérdida involuntaria de orina asociada al esfuerzo físico, tos o incluso estornudos. En los deportes de alto impacto, la alta frecuencia de los picos de presión intraabdominal generados por los músculos abdominales y las fuerzas verticales provenientes del suelo se han relacionado mucho con la SUI. Cuando estas fuerzas se cruzan en la zona media del cuerpo, es necesario que haya un complejo sistema de tejidos que recojan esas cargas y las amortigüen, disminuyendo así el riesgo de prolapsos o mal funcionamiento de los órganos. Esto es el suelo pélvico.
El suelo pélvico es un conjunto de músculos y ligamentos que cierran el abdomen por la parte inferior en todo cuerpo humano, desde el pene/vagina hasta el ano pasando por el periné. Se encarga principalmente de regular las cargas que llegan de todas las direcciones y de sostener los órganos pélvicos en una adecuada posición para que todo trabaje correctamente, tanto a nivel funcional (buen funcionamiento de los órganos como vejiga, útero o recto) como a nivel estructural evitando prolapsos (descenso de uno o más órganos pélvicos). Además, asegura la continencia urinaria, controla los esfínteres, ayuda a la etapa exclusiva del parto y actúa con otros músculos en la estabilidad lumbo-pélvica.
Son músculos tónicos potentes que están en funcionamiento incluso cuando dormimos. También ha sido relacionado con dolores menstruales, dolor en la penetración, al defecar, al orinar, con la disfunción eréctil y un largo etcétera.
Gran multitud de autores han confirmado que el entrenamiento de los músculos del suelo pélvico (mmSP) puede ayudar en gran medida a prevenir y tratar esta patología que reduce tanto la calidad de vida de las mujeres por los sentimientos de vergüenza o pudor que genera. Puede ser una barrera para la participación en el deporte o una causa de baja autoestima a largo plazo. Estas características catalogan al SUI como un problema común y grave a nivel biopsicosocial de la persona.
Prevención y/o tratamiento
El tratamiento de la disfunción del suelo pélvico se ha definido en unas técnicas y procedimientos conservadores multidisciplinares como cambios en hábitos de vida, terapia conductual y el entrenamiento con ejercicios musculares del suelo pélvico (rehabilitación perineal), entre otros.
A este nivel, coge gran importancia el músculo transverso abdominal, situado a los costados y por detrás de la zona abdominal. El aumento de fuerza y control motor del CORE (sobre todo del músculo transverso) y el suelo pélvico, puede ayudar a mejorar o conseguir la continencia urinaria, equilibrar la estática pélvica, mejorar la vascularización local y la función ano-rectal además de conseguir una sexualidad satisfactoria.
La literatura científica recopila muchos de estos ejercicios, pero los más conocidos, sin duda, son los ejercicios de Kegel: una serie de ejercicios basados en identificar los músculos afectados, activar esta musculatura de diversas formas manteniendo una respiración y concentración adecuadas y repetir durante varias veces al día.
Hay mucha información sobre estos ejercicios en la web, pero en realidad, sabemos que por sí solos no son la panacea. Un correcto fortalecimiento de esta musculatura debería basarse en ejercicios globales adaptados al paciente, controlando la respiración y siendo lo más funcionales posibles sin utilizar un exceso de peso. Tales como el puente glúteo (Hip Thrust) o la sentadilla convencional (Squat) supervisado por un profesional que explique la adaptación al suelo pélvico, puede ser mucho más efectivo que únicamente los ejercicios de Kegel. Además, deportes como yoga o pilates también han tenido efectos beneficiosos en esta patología.
¿Quiere esto decir que los ejercicios de Kegel no son efectivos? Obviamente no. El problema es que debemos verlo como un complemento, no como parte principal de la rehabilitación pélvica.
Conclusiones
Algunas horas semanales de entrenamiento de fuerza en los equipos deportivos y deportistas jóvenes, pueden evitar la incontinencia urinaria de esfuerzo, además de muchas otras lesiones deportivas. Sobre todo, en deportes como volleyball o running, se hace necesario el fortalecimiento de la musculatura de todo el cuerpo (incluido el complejo pélvico).
En deportes donde el problema de la incontinencia es levantar un gran peso externo como halterofilia o powerlifting, habría que incluir ejercicios de control motor del CORE y añadir ejercicios de activación pélvica a la rutina. Identificar la causa del fallo de amortiguación de cargas en el suelo pélvico y trabajar en ello de forma individualizada.
Los fisioterapeutas, entrenadores y/o preparadores físicos deberían introducir el tema de la incontinencia y el concepto de ejercicio para el suelo pélvico con los equipos deportivos con los que trabajan – Robin Kerr.
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