El 9 de octubre se conmemora el 123 aniversario del nacimiento del pedagogo almanseño Herminio Almendros Ibáñez. De familia humilde, era el único hijo. Su padre, Juan Almendros, era maestro de obras de Renfe en la estación de ferrocarril.
Tras pasar su infancia en Almansa, su ciudad natal, se marchó a Barcelona donde contraería matrimonio en 1926 con María Cuyas. La pareja tuvo tres hijos, Sergio, María Rosa y Néstor.
Su hijo Néstor, trabajó en Hollywood, consiguiendo el prestigioso premio Óscar en 1978 en la categoría de director de Fotografía. Pero esto es otra historia.
Herminio se doctoró en Pedagogía en la Escuela Superior e introdujo el revolucionario sistema educativo Freinet. Sin embargo, tras el estallido de la Guerra Civil, tuvo que exiliarse en 1939 a Cuba ocupando el cargo de director de la Escuela de Educación entre otras responsabilidades.
En América, desempeñó diferentes cargos como formador de inspectores de educación a petición de la UNESCO, Director General de Educación Rural del ministerio, presidente de la Comisión de formación del profesorado o la dirección juvenil de la editorial Nacional de Cuba.
El 13 de octubre de 1974 falleció en la ciudad de la Habana (Cuba) a los 76 años. Nunca olvidó sus raíces, como así atestiguan sus cartas y viajes a Almansa.
Años después, en Almansa se le homenajeó con una avenida que lleva su nombre y, más relevante, con el instituto de educación secundaria n° 3 en el año 2001 tras ratificarse en pleno municipal. Otro de estos reconocimientos fue la instalación de una placa conmemorativa en su casa natal de la calle Niceto Cuenca. Sin embargo, tras su demolición, la placa no ha vuelto a ser restituida.
Es de justicia que el legado de Herminio Almendros vuelva a su tierra como una Fundación. De este modo, se pueda recordar su vida, obra y, que el legado de Herminio, permanezca junto a su pueblo.
Por Jose Ibáñez.
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