La sociedad almanseña comenzó a cambiar; la industrialización llegó a la ciudad debido al ferrocarril y al numeroso contingente de artesanos del calzado. Esta industria posibilitó la aparición de talleres en Almansa, siendo el más importante el de la familia Coloma. Así, tras la expansión de su negocio, los tres hermanos Aniceto, Ernesto y Herminio decidieron comprar el cuartel, en 1899, a Eduardo Soldevilla, para convertirlo en una de las fábricas de calzado más grandes de Europa.
Almansa, gracias a la fábrica de los Coloma, se convirtió en el segundo mayor productor de calzado del país (1913), tan solo superado por la gran urbe de Barcelona. La fábrica almanseña elaboraba más de medio millón de pares anuales.
Aniceto fue un hombre que vivió a caballo entre el siglo XIX y XX. Sus ideas y gran espíritu innovador le llevaron a convertirse en un personaje clave para la industrialización de la ciudad. Sin embargo, el 7 de junio de 1921 fallecía a la edad de sesenta y dos años. En Almansa, la noticia creó un gran revuelo. Las calles se abarrotaron para despedir al empresario local.
Una comisión de trabajadores organizó la creación de un homenaje para el patrón. El elegido sería el prestigioso escultor Mariano Benlliure. Tras marchar a Madrid, el artista valenciano aceptó, teniendo plena libertad para inmortalizar a Aniceto. El boceto que creó constaba de dos trabajadores y un niño que sostenían un busto del empresario almanseño. Benlliure estaba extrañado por el interés de los trabajadores por su patrón recientemente fallecido.
El 14 de octubre de 1922, quedaba inaugurado el monumento de Aniceto Coloma. Al evento acudieron políticos, periodistas, obreros y pueblo en general. El artista, que no solía asistir a las inauguraciones de sus obras, accedió tras ser invitado por los trabajadores. Tras esta, visitó la fábrica junto al Gobernador Civil de Albacete y otras personalidades.
La posguerra asestó una dura puñalada a la sociedad de calzados Coloma. Las dificultades de abastecimiento de materias primas, sumado al bajo consumo de la población y la ideología republicana de algunos de sus miembros provocó el cierre de la empresa, en 1954. De este modo, en 1973, la fábrica fue demolida para la construcción del parque Mariana Pineda. La escultura siguió presidiendo la entrada del parque, en honor a Aniceto.
La escultura, tras sufrir diferentes actos vandálicos como grafitis y golpes que le hicieron perder la nariz, fue traslada al Centro Tecnológico del Calzado, en el polígono industrial, y en su lugar se situó una reproducción metálica.
Años más tarde, en sesión plenaria del ayuntamiento, se decidió cambiar el nombre de parque Mariana Pineda por el de parque de Los Colomas, en homenaje a la fábrica de calzado y sus trabajadores. La memoria histórica había prevalecido.
Sin embargo, la escultura de Aniceto Coloma sigue ubicada en el Centro Tecnológico. Olvidada de los circuitos turísticos y del pueblo en general. Su ubicación debería estar en el ayuntamiento, al alcance del pueblo y en su casa, la de todos.
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