Los juegos de azar y las apuestas han existido desde los albores de la humanidad. En la Prehistoria ya se jugaba a las tabas. Los romanos lanzaban los dados y, después, los piratas. La cortes reales se entretenían echando una partida de bridge. La lotería en España existe desde 1763. Pero ahora vivimos una epidemia. No una de la que se informe en el telediario, pero sí un «problema de Salud Pública». Esta es, al menos, la visión de Pilar Osorio, economista y miembro de Albacete Contra las Casas de apuestas.
Hay un dato que refuerza este argumento: los locales de apuestas proliferan en la provincia y florecen cada vez más rápido. Hay más de 50 y en Albacete se calcula que haya más de treinta. Muchas se encuentran situadas entornos de centros escolares, a pesar de que la legislación especifica que deben estar a más de 500 metros de distancia de estos.
Por ejemplo, en Almansa hay dos a menos de 5 minutos del CEIP Nuestra Señora de Belén (una de ellas permanece cerrada temporalmente). En la capital, la mayoría se sitúan en barrios humildes como el de los Franciscanos, el más poblado de Albacete ciudad y con mayor número de inmigrantes. Y tiene ocho casas de apuestas.
La relación entre migración y «salones» de juego fue, precisamente, el eje de la primera conferencia del ciclo de charlas organizado por la Plataforma de Apoyo a Personas Refugiadas (PAR) de Almansa, que tuvo lugar ayer, 2 de octubre, en el Centro Joven debido a las inclemencias del tiempo. El resto se celebrarán en el templete del jardín de los Reyes Católicos, según lo previsto.
Durante el el ciclo, Osorio dio algunos datos sobre el juego y explicó por qué está tan relacionado con la pobreza en Albacete. «Los barrios donde hay más inmigrantes coinciden con los que tienen las tasas más altas de desempleo y las viviendas más derruidas», asegura la economista. También coinciden con aquellos que tienen más casas de apuestas. De hecho, esta es una de sus clientelas más habituales.
Migrantes y casas de apuestas: la ruleta de la pobreza
Las nacionalidades extranjeras más repetidas en Albacete son las de aquellas personas que proceden de Rumanía, Senegal, Malí o Marruecos. «Una alta mayoría se encuentran en riesgo de exclusión social, el 80% no tiene permiso de trabajo y acaban trabajando en economías sumergidas, viven en pisos patera y sometidos a la presión de tener que enviar dinero a sus familiares en su país de origen. Por tanto, ven las casas de apuestas como una oportunidad», explica.
Los migrantes «creen que si apuestan su sueldo existe la posibilidad de que ganen más para enviar a sus familias», expone Osorio. A este hay que sumarle que las casas de apuestas son lugares donde olvidar los problemas derivados de la ansiedad o la depresión, puedes ver el fútbol de forma gratuita -una pasión muy extendida en África, continente natal de estos migrantes- y las bebidas alcohólicas son significativamente más baratas. Un cubata puede costar sólo 3,50 euros en estos locales.
A lo económico se une el problema de la exclusión social, según Osorio. «Cuando los vecinos los ven reunidos en la calle, en torno a los locutorios, suelen quejarse y llamar a la policía. Al no tener un sitio donde ir y encontrarse a gusto, acuden a las casas de apuestas. Además, en África es un negocio en expansión, por lo que algunos pueden venir con el problema ya desde su país de origen».
Osorio, que también es vecina del barrio Franciscanos, mostró una fotografía a los asistentes. En ella, más de una decena de migrantes se agolpa a la entrada de una casa de apuestas. Un letrero luminoso reza: «Tikitaka». La ponente expresa: «A veces este establecimiento está tan lleno que no pueden pasar y algunos tienen que quedarse en la puerta, viendo el fútbol desde fuera. Esto es una imagen, pero vero verlo en directo, día tras día, ver cómo los pobres se empobrecen más, es muy triste».
Por último, Osorio advirtió que el 80% de los adictos al juego son hombres. España tiene la mayor tasa de ludopatía en jóvenes de entre 14 y 20 años de Europa. De estos, solo el 6,5% juega por internet, frente a un 14% que apuesta fuera de la red. «¿Cómo puede ser, si, supuestamente, les tienen prohibida la entrada estos locales?», pregunta retóricamente. «Su obligación es pedir los carnets, pero a veces no lo hacen, sobre todo con clientes que vienen acompañados de algún amigo mayor».
¿Qué podemos hacer para cambiarlo?
¿Cómo podemos atajar este problema? Un primer paso es «hacer introspección a nivel de barrio o pueblo. Podemos preguntarnos “¿cómo está Almansa? ¿Cuántas casas de apuestas tiene? ¿Por qué están en esa calle o barrio? ¿Qué personas entran?”». A raíz de esto, plantea: «¿Cómo podemos organizarnos? ¿Qué se le puede exigir a las instituciones públicas? Por ahí se puede empezar».
La PAR Almansa invita, a través de este ciclo de charlas, a participar en su campaña de recogida de material humanitario. Todo lo que se consiga se enviará a los campamentos y centros de acogida de refugiados en Grecia a través de la Red SOS Refugiados Europa. La recogida se hará todos los viernes hasta el 23 de octubre en el convento de los franciscanos de 18:30 a 21:00 horas.
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