22/11/2024

El periódico digital de Almansa

Una fábrica de calzado de Almansa se tambalea y pone en riesgo unos 90 puestos de trabajo

Lorens atraviesa un momento de auténtica incertidumbre y sobre 90 zapateros y zapateras ven peligrar con creces sus puestos ante la llegada de unos extraños inversores
lorens almansa cierre

La fábrica de la marca Lorens Shoes corre un grave peligro de cierre. La venta de las empresas que la componen a una sociedad inversora de dudosa reputación, supuestos impagos a proveedores y la extraña actuación del último dueño que dirigía la fábrica se han traducido en una situación de pesimismo y preocupación para unos 90 trabajadores y trabajadoras del calzado en Almansa, que ven peligrar sus puestos de trabajo.

Unos extraños inversores

En la actualidad, Lorens Shoes SL y la fábrica que posee la empresa en Almansa ya no pertenece al que ha sido su dueño durante los últimos 12 años, con iniciales J.M.R. Tras su venta en enero ha pasado a ser propiedad de unos presuntos inversores que operan bajo el nombre «Sargent John William». Esta denominación y sus personas responsables han sido administradores, socios o consejeros de múltiples y diversos tipos de empresas desde 2010 hasta la actualidad.

Los servicios de estas entidades a las que se adhería Sargent John William como principal inversor (mismo nombre que ahora ocupa la presidencia de Lorens Shoes SL) son variados: desde inmobiliarias, venta de bisuterías, comercio de frutas y hortalizas, accesorios de jardinería, comercio de energía y un largo etcétera. Desde el 18 de enero, ejerce la presidencia y la consejería de Lorens Shoes SL, misma fecha en la que el anterior dueño de la fábrica de calzado dimitió de todos sus cargos.

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¿Qué está pasando en la fábrica de Lorens en Almansa? ¿Hay peligro de cierre?

La situación es de incertidumbre. Según ha podido conocer La Tinta de Almansa, el antiguo dueño, J.M.R., podría tener la intención de recuperar la empresa el próximo lunes. En ese caso, podría tomar una decisión sobre el devenir de la fábrica, ya que actualmente no está capacitado legalmente para decidir, al ser considerado como un trabajador más.

En teoría, el próximo lunes 4 de marzo podría haber retomado el control de la empresa. El posible devenir de la situación no parece beneficiar a la totalidad de los trabajadores o, al menos, así se presenta el escenario según las fuentes consultadas: cierre definitivo o recorte drástico de plantilla mediante ERE o similar.

Según las fuentes consultadas por este diario, parece que la relación entre los supuestos inversores y el reciente dueño no son buenas, y que están intentando evitar la responsabilidad que pudiera acarrear el fin de la empresa, derivándose la culpa unos a otro y viceversa. Por lo visto, los inversores ahora no querrían ser propietarios de la empresa, siguiendo así un modus operandi similar al que llevaron a cabo hasta en otras cinco ocasiones con cinco empresas distintas en 2023.

La clase obrera teme por sus trabajos

La situación actual de los zapateros y zapateras de Lorens es muy preocupante. No han recibido faena en los últimos días, en la sección de corte suman ya una semana sin trabajo. Según ha podido conocer este periódico independiente, todos están parados pero acuden día a día a su puesto de trabajo. Hablamos de unos 90 empleados sumando las tres diferentes empresas que componen la marca: Lorens Shoes, Troquelados Carlu y Aldri Almansa. Hay familias enteras que trabajan en esta fábrica. Muchos de los empleados son amigos y vecinos que comparten vida social más allá de la empresa.

La semana pasada hubo una reunión entre los trabajadores y los representantes sindicales, a la que acudió prácticamente la totalidad de la plantilla. A falta de comprobar qué sucederá el próximo lunes, todo apunta a que los asalariados terminarán cobrando del Fondo de Garantía Salarial (FOGASA) el salario de este mes de febrero, que no parece que vaya ser retribuido por la empresa, e indemnizaciones.

Los proveedores, muy afectados con el posible cierre de Lorens en Almansa

Las fuentes consultadas por este diario ofrecen puntos de vista diferentes sobre cuál era el estado de la fábrica, según el papel que desarrollaban en la misma: empresa o plantilla. Existen testimonios que afirman que se venía arrastrando una deuda creciente. Por otra parte, fuentes cercanas al negocio apuntan a que presuntamente sí se habría dado salida a la producción (con sus ingresos pertinentes), pero siendo los proveedores los más afectados por impagos que ascenderían en ciertos casos por encima de los 10.000 euros, dejando también en situación crítica a esas empresas proveedoras.

Como indicamos antes, hay personas que declaran que desde la empresa se decía que sí se pagaba y que incluso se buscaban nuevas contrataciones. Informaciones que chocan entre sí y que dan fe del instante de auténtica incertidumbre por la que pasa la fábrica.

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