21/11/2024

El periódico digital de Almansa

Falleció la querida Sally Alison Mary: la inglesa que con valores de amor y humildad revolucionó la Almansa de la transición

Con un cariño desbordante, su implicación en las causas más nobles, su imborrable sonrisa y su capacidad de dar sin esperar nada a cambio se ganó el cariño y amor de todos los que tuvieron la suerte de conocerla en Almansa
sally almansa

Falleció Sally Allison Mary Jafar, histórica profesora de idiomas en Almansa y una mujer ejemplar en todos los sentidos. Por Jose Antonio Gil Cuenca. | A lo largo de la vida, Dios pone a tu lado a personas que por su forma se ser y manera de actuar te inspiran para seguir siempre adelante. Para mí, sin duda alguna, Sally es una de ellas.

Yo tenía apenas catorce años cuando conocí a Sally, en la España de la transición, a comienzos de los años 80. En un ambiente propio de una ciudad pequeña que quiere abrirse al mundo como era Almansa en esos tiempos, irrumpe Sally, acompañada de sus cuatro hijos Shamza, Ricky, Anita y Miguel y también con un sinfín de perros como el gran Dog o el simpático Fufi entre otros. Digo irrumpe, porque era sorprendente ver a una señora relativamente joven transitando las calles de Almansa en bicicleta, vistiendo con pantalones, con ese aire de libertad que ya se disfrutaba por Europa y que aquí aun se percibía como algo inusual.

En Almansa y sus primeros años, Sally vivía muy humildemente. Con su ejemplo personal enseñó a sus hijos que lo importante en la vida no era lo material, ni la riqueza y que la felicidad no depende de los bienes que puedas acumular, sino de otros muchos valores que no se corrompen ni envejecen como la lealtad, la integridad moral y sobre todo, el amor al prójimo.

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Pronto descubrimos que la forma que tenía Sally de ganarse la vida era trabajando en lo que más le gustó, enseñar a los demás dando clases de idiomas. Recuerdo con mucho cariño la primera vez que entré a su escuela. Se encontraba en su propia casa, un más que humilde hogar de alquiler en la calle del Campo. Tenía lo necesario para sobrevivir en ella: unas habitaciones para dormir, cocina y el salón que era utilizado para las clases de inglés.

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La casa no tenía electricidad, vivía e impartía sus clases de idiomas a la luz de un camping gas. La pizarra, lejos de estar acoplada en la pared como en cualquier aula, era sustentada por unos viejos pupitres de escuela a cada lado de la misma, adoptando una forma oblicua y no recta. Los estudiantes que acudían eran en su mayoría empresarios y representantes de fábricas de calzado que se dedicaban a la exportación y venta de zapatos, se sentaban en círculo y sus caras eran iluminadas con la luz que emanaba de ese pequeño fuego. Un fuego que a lo largo de la clase en muchos momentos se iba apagando y tenía que ser reemplazado por otra botella de butano.

Sus clases adquirían cierto aire de “fuego de campamento” y en ellas no sólo se aprendía, sino que además se socializaba, se conocía a los compañeros y todo el mundo sabe en Almansa que Sally fue “la profesora de idiomas” con mayúsculas durante todo este tiempo de apertura. Muchos empresarios, profesoras actuales de inglés, maestras en general y otros profesionales valoran a día de hoy el gran trabajo desarrollado por Sally. Incluso la recordarán con cariño aquellas personas que no consiguieron entender esa forma de vida tan libre que trajo a una ciudad donde las mujeres aun estaban supeditadas a la autorización de sus maridos. Fue una emprendedora a nivel económico, pero también a nivel social, su ejemplo marcó el camino a seguir a todas las mujeres valientes y de espíritu independiente.

Pero yo, con estas palabras quiero hablar de “la Sally” persona, su cariño desbordante, su implicación en las causas más nobles, su imborrable sonrisa, su capacidad de dar sin esperar nada a cambio, su energía a la hora de defender a los más débiles, el tratar a los demás con profundo respeto, su transmisión de alegría, su carácter hospedador y generosidad, su extraordinario amor a los animales, el especial trato que siempre tuvo con los niños, su capacidad para superar las dificultades, tales como la soledad, la incomprensión y el racismo que soportó en sus propias carnes.

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Querida Sally, algún día nos teníamos que despedir, la última vez que te abracé, a pesar de tu enfermedad, noté que nuestros sentimientos afloraron y aunque no pude, ni puedo ahora, reprimir las lágrimas, puedo decir que una vez más fuiste con tu sonrisa, fuente de inspiración para mí. Sé que por tu fe cristiana algún día nos volveremos a ver. Sally, siempre estarás en nuestros corazones. Un abrazo de tu hijo de Almansa, Jose Antonio. 

Desde La Tinta de Almansa queremos transmitir nuestro más sincero pésame a la familia de Sally, en especial a su hija Anita e hijas, quién nos acogió en su piso cuando dábamos nuestros primeros pasos como periodistas en nuestra querida ciudad. Hoy recordamos con orgullo, cariño y amor el inigualable ejemplo que fue, es y será Sally para todos nosotros. Su huella, al igual que la inolvidable melodía de su voz y risa, nunca desaparecerá de Almansa ni de nuestros corazones.

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