¿Un prometedor título del artículo, verdad? Seguramente podríamos escribir un libro si te pidiese enumerar los diferentes métodos que conoces y que se han utilizado para perder grasa de manera localizada: hacer abdominales para perder barriga, sentadillas para perder grasa de las piernas, flexiones para los brazos, fajas de sudoración y un largo etcétera.
Lamento decirte que, a día de hoy, elegir de qué parte del cuerpo quieres perder la grasa tiene bastante más de mito que de realidad. Tanto la acumulación de grasa como su pérdida son componentes que vienen determinados por la genética: al nacer ya está escrito en tus genes donde y cómo se acumulará la grasa corporal.
De este modo, cuando comiences a perder peso proveniente de la grasa, tu cuerpo seleccionará ésta de aquellas zonas que tus genes hayan predestinado, pero en ningún caso perderás grasa de esas zonas que más entrenes.
Por un lado, las mujeres tienden a acumular más grasa en las caderas, glúteos, muslos, pecho y brazos. En los hombres se acumula más zona abdominal (cintura) y en el torso.
Como ya hemos comentado en artículos anteriores de esta sección, perder grasa depende de múltiples factores: hacer ejercicio, generar un déficit calórico, dormir bien y suficientes horas, entre otros. Por tanto, seguir estas pautas con la ayuda de profesionales cualificados son factores determinantes que sí te pueden hacer perder grasa de manera eficaz, aunque no de esa zona que tú escojas, sino de la zona que quieran tus genes.
Sí que es cierto que los hombres tienden a localizar la grasa de manera más concentrada en la zona abdominal, aunque esto no hace que su salud sea mejor que la de las mujeres. De hecho, debajo de lo que se conoce como «barriga cervecera» se encuentra la grasa visceral. Se subdivide en dos tipos: la abdominal, que rodea los órganos gastrointestinales y la epicárdica, que rodea el tejido muscular del corazón.
Desde un punto de vista de salud cardiovascular, hay suficiente evidencia actualmente para poder correlacionar que unos índices elevados de grasa visceral se relacionan con un aumento del riesgo de sufrir diferentes enfermedades cardiovasculares y metabólicas. Es importante pues, mantener la grasa visceral en unos índices adecuados para reducir este riesgo lo máximo posible.
A menudo, se suele relacionar que una persona con sobrepeso es sinónimo de mala salud y, que esté delgada, de que tenga una mayor salud. En realidad, una persona que tenga buenos hábitos (que realice actividad física a menudo y que siga una alimentación equilibrada y saludable) probablemente tenga una mejor salud cardiovascular que una delgada con malos hábitos (sedentaria y que considera que puede comer de todo «porque no engorda»). Ocurre que las consecuencias de estos malos hábitos no suelen aparecer hasta medio o largo plazo, por eso probablemente no solemos darle la importancia que se merece.
Por tanto, te aconsejo que te muevas más cada día, que practiques actividad física y que comas lo más saludable posible. Esto, junto a dormir suficientes horas y de calidad además de que mantengas unos niveles de estrés bajos harán que le pongas calidad de vida a tu día a día y que reduzcas el riesgo de sufrir enfermedades prevenibles: accidentes cardiovasculares, enfermedades metabólicas, caídas por debilidad muscular, etc.
Acabo con una frase que, debido al alto ritmo de vida que llevamos hoy en día, tiene más sentido para concienciarnos de la importancia de todo lo que hablamos en esta sección, Almansana: «Quien no encuentre tiempo para hacer ejercicio, tarde o temprano tendrá que encontrar tiempo para enfermar». Como diría un gran profesional de la salud y el ejercicio, Iván Rodríguez: ¡Entrenamos para la vida!
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