Desde tiempos inmemoriales el Corredor de Almansa ha estado habitado por diferentes pueblos que encontraron en estas tierras una zona donde poder prosperar. En el término municipal, existen evidencias arqueológicas prehistóricas como las pinturas rupestres del barranco del Cabezo del Moro o las de Olula, que se remontan entre el 6000 y el 3500 a.C. Otro yacimiento destacable es el del Cerro del Cuchillo, un poblado de la Edad del Bronce habitado por cincuenta individuos datado cerca del II milenio a.C. Varios siglos después, en el Mugrón apareció Meca, una de las ciudades íberas más espectaculares de la península.
La romanización pasó de puntillas por nuestra ciudad
La llegada de la Romanización convirtió al Corredor en una importante vía de comunicación. La vía Augusta, que partía desde Cádiz, atravesaba la comarca desde la población de Saltigi (Chinchilla) hacía Saetabis (Xátiva) para dirigirse hacia Tarraco y Roma. Sin embargo, a pesar de los vestigios que se han encontrado en el término de Almansa, se puede decir que la Romanización pasó de puntillas por nuestra ciudad. Las causas de la inexistencia de grandes núcleos de población se deben a las condiciones climatológicas y orográficas del Corredor. La altiplanicie presenta una elevada altitud que supera los 700 metros y unos escasos recursos hídricos que han motivado una agricultura de secano basada en el cereal, la vid, el olivo y los pastos.
Al-Ándalus y las primeras referencias a Almansa
Con la llegada de Al-Ándalus y, concretamente a partir del siglo XI, comienzan a aparecer una serie de asentamientos en la comarca motivados por la colonización del campo y la importancia defensiva tras la inestabilidad militar de las taifas. Las primeras referencias escritas de Almansa son del famoso geógrafo al-Idrisi (1100-1165), que, en su obra de geografía y viajes, apunta: «de Játiva a Almansa hay veinticinco millas; entre Almansa y Ayora existen fuentes y ríos, por el Occidente, hay doce millas». Por lo tanto, se puede afirmar que, en la primera mitad del siglo XII, la población de Almansa ya sería lo suficientemente importante como para aparecer en los cuadernos de viajes del geógrafo ceutí.
En los primeros momentos de la colonización islámica aparecen pueblos asociados a fortalezas o hisn que defendían cierto ámbito territorial. Con el paso del tiempo, a partir del siglo X aparecen los iqlim, distritos en lo que se dividía la provincia o corá con carácter administrativo y dominado por un pueblo o castillo como fortaleza. Gracias al documento de repoblación de Alfonso X en 1264 se puede conocer la importancia del hisn de Almansa en el momento anterior a la llegada de los cristianos. Por tanto, según el documento: «damos a Al-manssa e a los pobladores que y sone que y se-rán daquí adelante estos lugares que aquí dizepor termino». Alpera e Carcelén e Gonet, que losayan con todos sus terminos e con sus aguas e sus pastos e con sus montes assi commo losauíen en tienpo de los almohades […]. De este modo, se puede afirmar que el hisn almanseño colindaba con los de Villena, Yecla, Chinchilla, Jorquera y Ayora.
En el hisn de Almansa se encontraban tres fortificaciones. La del castillo de San Gregorio en Alpera, el Torrejón de Carcelén y, la que ostentaba la cabeza administrativa del iqlim, el castillo de Almansa. La fundación de al-mansaf, que podríamos traducir por “en mitad del camino” está asociada a la construcción de su fortaleza. Está edificada sobre un cerro central que domina el Corredor. Su importancia radica en el control del paso de todo el territorio, junto a los caminos reales y cañadas que comunican a través del Puerto de Almansa el interior de la Meseta y el levante peninsular.
El origen del Castillo de Almansa
El origen del castillo podría estar adscrito al siglo XI, momento en el que afloran una serie de fortalezas para controlar las vías de comunicación debido a la inestabilidad social y política motivada por la caída de las primeras taifas. Sin embargo, tradicionalmente se ha datado en el siglo XII, entre las segundas taifas y el periodo almohade, bajo el gobierno de Muhammad ibn Saad ibn Mardanis. La eclosión de fortificaciones para frenar el avance cristiano se vería reflejado en la aparición de diferentes estructuras como los citados castillos y, otras defensivas como la torre Burjharón, más conocida como Torre Grande. Las recientes excavaciones arqueológicas tras la rehabilitación del castillo sacaron a la luz un torreón andalusí, construido en tapial que disponía de varias plantas. En consecuencia, a partir de 1243 la posterior construcción cristiana se edificó sobre antiguas estructuras de época islámica.
No cabe duda de la importancia de Almansa ya desde el siglo XII y de su control de un amplio territorio que se correspondería con la actual comarca. Las dificultades para el asentamiento de grandes núcleos de población obligaron a una concentración habitacional que dio lugar al hisn de Almansa. Con el paso de los años y el avance de los reinos cristianos, Alfonso X concedería una carta de repoblación que situaría a la ciudad como el principal centro administrativo de la comarca llegando así hasta nuestros días.
Artículo de José Ibáñez para La Tinta de Almansa, en unas semanas disponible también en su blog Tras las huellas de Ad-Aras | Fotos de Almansa Turística
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