El Castillo de Almansa guarda una curiosidad en cada una de sus esquinas. Desde el popularmente desconocido puente levadizo que unía la fortaleza por encima del foso seco hasta el recién nuevo espacio abierto del aljibe. Pero lo que todavía menos personas conocen es esta remota curiosidad que os contamos hoy.
Más allá de la historia humana
Han pasado más de mil años, diez siglos, desde que los árabes consideraron este cruce de caminos como un eje estratégico fundamental para la comarca. Y es que el Castillo de Almansa comenzó a gestarse a finales del siglo XI a modo de torreón de vigilancia sobre el destacado Cerro del Águila.
Pero hoy nos remontamos mucho más atrás, millones de años atrás, cientos de ellos. Hace 600 millones de años, la Península Ibérica en su totalidad estaba sumergida bajo el mar. Con el paso de los milenios y el pausado pero constante movimiento de las placas tectónicas, pequeños islotes fueron brotando a la superficie.
La caliza, la clave
La mejor prueba de este hecho a nivel geológico es la abundante cantidad de roza caliza que hay en ciertas partes de la Península. Es importante conocer este tipo de roca, ya que es la misma sobre la que se edifica el Castillo de Almansa, en el Cerro del Águila.
La Caliza es un tipo de roca generada a base de sedimentación submarina con el paso de millones de años. Y es en este punto donde se explica la curiosidad que guarda el Castillo.
Los expertos geólogos han dividido en dos los tipos de capas que guarda la roca caliza: uno configurado hace 75 millones de años y otro hacia los 20 millones. Gran parte de ese tiempo y gran parte de todo el territorio hispano-portugués era por entonces un amplio desierto submarino que fue poco a poco emergiendo para mucho más tarde generar las cordilleras y sierras que hoy conocemos.
La prehistórica curiosidad del Castillo de Almansa
La roca caliza sobre la que se eleva la fortaleza medieval mejor conservada de la región, no solo ha sido un quebradero de cabeza para los arquitectos encargados (ya que ésta se erosiona con el agua provocando problemas estructurales), sino que también guarda una curiosidad muy interesante para disfrutar.
Con un simple vistazo, y después de jugar a encontrarlos, podemos ver decenas de restos biológicos fosilizados en ciertos puntos del Castillo de Almansa. A simple vista, podemos viajar al Cenozoico (hace 60 millones de años) o incluso más atrás cuando en el Cámbrico explotó la vida vegetal submarina.
¿Dónde encontrarlos?
Podrás verlos en el siguiente lugar: justo a la izquierda de la zona que se enfoca a la Puerta Norte, dejando a la derecha el muro defensivo.
Ahí verás una gran lamina de roca caliza radicalmente inclinada hacia la derecha, parece que vaya a caer en cualquier momento. Es en esa roca por la parte izquierda, mirando hacia el norte, es donde podrás encontrar múltiples fósiles.
Destacan por su rapidez a la hora de encontrarlos los restos fosilizados de briozoos. Hablamos de seres marinos que aparecieron hará unos 490 millones de años y que se sustentaban filtrando el agua para alimentarse de organismos microscópicos. Sus fósiles suelen ser esqueletos mineralizados que simple vista parecen conchas.
Además de esto, en el Castillo de Almansa encontrarás múltiples curiosidades, datos e historia de una de las villas más importantes del sureste español en toda su historia: Almansa.
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