Se llama Ian. Se pronuncia así, como se lee, Ian. Es un chaval joven, un veinteañero que viajó desde muy lejos para embarcarse en una vida improvisada y que, por carambolas de la misma, terminó frente a la Virgen de Belén con la boca abierta mientras la comunidad festera desfilaba a sus plantas con gran devoción. Esta es la historia, la perspectiva, la alegría pura que vivió un americano de Texas en las Fiestas de Mayo de Almansa.
Montserrat, Freddie y Villarrobledo
Cuando le preguntamos a Ian porqué vive en España no sabía muy bien cómo organizar sus palabras para darnos a entender su curiosa historia. Tiene que ser su compañero de piso, Carlos García (almanseño y de los Almogávares) quien nos explique el camino que su amigo ha seguido hasta llegar a la tierra de Don Quijote.
Un día, el joven Ian escuchó por primera vez la mítica e inmortal Barcelona interpretada por Freddie Mercury y Montserrat Caballé. Se quedó prendado de la canción de tal forma, que se prometió viajar y conocer la Ciudad Condal en algún momento de su vida.
A su veintena, se lanza a cumplir su sueño y viaja hasta España para comenzar una nueva vida un tanto improvisada. Necesitaba vivir en algún lugar asequible, tranquilo pero no desierto, donde hacer vida y disfrutar también de la gente y costumbre españolas. Cosas de la vida, de entre todas las ciudades del país, elige Albacete para asentarse. Más tarde, se encontraría con la bendición de un puesto de trabajo como profesor de idiomas en Villarrobledo.
De esta manera, Ian se asienta en la capital de provincia y comienza a echar raíces. Raíces que lo llevan a entablar una fuerte amistad con su compañero de piso almanseño, persona que finalmente le invita a conocer las fiestas de su ciudad.
Piratas por las esquinas
Ian, junto a su compañero almogávar, arriban en Almansa el día 5 de mayo, jornada especial para festeros y festeras. Puede que llegara un poco tarde, ya que es uno de los últimos días de los festejos. Nuestro compañero tejano toma contacto con la vecindad justo a la hora en la que la Reina de Fiestas ofrece su Ofrenda Floral a la Patrona.
«Las fiestas de aquí son como Semana Santa», afirma nuestro amigo americano horas después tras ver una infinidad de tejas, mantillas, ramos de flores y la imagen de la Virgen de Belén ornamentando gran número de balcones de los barrios. Pero pronto se le iba a quitar ese pensamiento de la cabeza, ya que al girar la esquina de San Francisco yendo de camino a la Corredera para cenar, de la nada apareció una representación de la comparsa Piratas con su correspondiente banda amenizando el pasacalles dirección a la Serenata.
En ese momento el gesto de Ian es magnífico. Su cara se queda petrificada, con una ceja enarcada al más puro estilo Carlo Ancelotti, delatando sus pensamientos, los cuales se intentan organizar para comprender lo que está viendo. «¿Piratas en Semana Santa?», se preguntó, mientras se disponía a seguir disfrutando del resto de noche con un grupo de jóvenes locales, entre los que se encontraba el que escribe estas líneas.
La Serenata te hace viajar más allá de poniente
Una vez cenado y servido de cerveza, nuestro querido tejano nos pide ver a la Virgen de Belén. Quiere ver de cerca una de las imágenes veneradas durante la reciente Semana Santa, evento que le levanta curiosidad. ¿Y qué mejor momento para conocer a la Patrona almanseña que durante la celebración de la Serenata? Dicho y hecho, Ian se desplaza con sus nuevos amigos manchegos hasta Plaza de Santa María.
Las marchas moras interpretadas por la Unión Musical, sumadas al solemne desfile de la Comparsas frente al marco incomparable de la Virgen de Belén con las flores a sus pies bajo la imponente mirada del Castillo de Almansa, dejan a Ian con la boca abierta. Se nota que está disfrutando con ojos curiosos y comenta con cariño en su inglés yankee: «Me esperaba que la Virgen fuera más grande». Después, añade tras las sonrisas de complicidad de los presentes: «¡Esto es increíble! ¡Vuestras fiestas son como Juego de Tronos!».
Tras media hora en el lugar, la comitiva de nuestro particular Mr. Marshall abandona la zona por Rambla de la Mancha mientras desfila tarareando la melodía de ‘Caravana’.
«Typical spanish Vitorero»
En este punto de la noche, Ian es el plato fuerte para los amigos y amigas. Todos quieren conocerlo y él no se achanta cuando le preguntan si tiene un rancho y vacas: «Only goats (solo cabras)», responde, con una carcajada.
Tras visitar brevemente el ocio nocturno de la Corredera y, antes de que den comienzo los espectaculares fuegos artificiales, Ian y sus amigos almanseños son invitados al grupo festero Vitorero.
Ya en la calle Echegaray, Ian es convidado a una cerveza y comienza a conocer a tantas personas como camisetas naranjas había. Una broma nace en esta visita y ya queda para toda la noche: «Esto es el typical spanish Vitorero», le dicen entre risas.
Toda la comitiva se desplaza calles más arriba, sobre el parque Mirando al Tren, para disfrutar de unas vistas privilegiadas durante el lanzamiento de los fuegos artificiales. Ian intenta entender la infinidad de bromas, chistes y comentarios que sueltan los festeros mientras ven la pirotecnia. Se ríe en muchas ocasiones y sus ojos foráneos no dejan de disfrutar de la preciosa imagen del cielo nocturno iluminado por el color de las Fiestas. «Este es vuestro 4 de julio», bromea.
Desperta ferro y a la cama
Acompañado en todo momento por sus nuevos colegas, Ian se despide de «los vitoreros» y se dispone a caminar hasta la sede de los Almogávares. En ese tramo, aún le da tiempo a cantar el cumpleaños feliz en castellano y a escuchar como le señalan cosas con el dedo precedidas de un «typical spanish» al que siempre responde con alegría y curiosidad.
Al llegar a la sede de los caballeros de la Tizona, los ánimos están por las nubes, pero, tras una copa, el cansancio de la noche comienza a caer sobre Ian, quien se ve rodeado de cristianos, moros y manchegos mientras suena un tecno moderno que hace las delicias de los asistentes a la discoteca.
A pesar de notar el peso de su cuerpo sobre los pies, Ian quiere aguantar, ya que le han dicho que a las cinco de la mañana le darán de comer un plato típico de Almansa: gachamiga. Aguanta hasta el final y disfruta de la degustación. Tras este episodio, no pararía de repetir constantemente «Mojá y pa’ atrás» con un simpático acento americano.
Una retirada a tiempo es una victoria, e Ian y su colega vuelven a casa cuando raya el alba.
Al pasar por la Corredera, los últimos supervivientes de la noche salían de las discotecas más «madrugadoras». He aquí la última gran anécdota de Ian en Almansa. Unos chavales de Albacete que también habían venido de visita reconocen al americano desde lejos y lo saludan. Tras una conversación, Ian explica a su compi de piso que esos chicos le ayudaron mucho al trasladarle al hospital de la capital, durante una caída. El mundo es un pañuelo, dicen.
Y así terminó la experiencia de Ian en la Almansa del 5 de mayo. Una historia entrañable con la que pudimos experimentar de cerca el valor del intercambio y de la multiculturlidad. Desde este año, las Fiestas de Mayo de Almansa tiene un hueco reservado en el corazón de Texas. Y es que el Interés Turístico Internacional no es sólo un reconocimiento, es una realidad.
Quizás te interese: