En la mañana del domingo 4 de junio, la Plataforma de Apoyo al Refugiado de Almansa desarrolló una entrañable y entretenida actividad con peques y mayores. La asociación y sus componentes, con la ayuda y colaboración única de las personas migrantes que habitan Almansa, instalaron diversos juegos populares de distintas partes del mundo. Fotos de Pedro Fito: reportaje completo al final de la noticia.
Las inmediaciones del Templete, Convento de Franciscanos y resto del jardín de los reyes católicos, se llenaron de alegría, risas y griterío infantil al disfrutar de juegos populares de todo tipo. Algunas de estas pruebas serían nuevas para los más peques, pero la mayoría transportaron a su infancia a las personas más maduras que acudieron.
Un acto de intercambio magnífico que valió por una parte para generar sentimiento solidario y de tolerancia a lo extranjero y por otra parte también fue muy útil para unir lazos entre abuelos y nietas, madres e hijos.
Los países que participaron en esta genial actividad fueron Colombia, Venezuela, Nicaragua, Costa Rica, Honduras y Uruguay. Todos ellos fueron montados y dirigidos por personas naturales de cada uno de estos países que residen en la actualidad en Almansa. La comba, «mar y tierra», colocar la cola al burro, «sapo», la silla, los bolos, la cuchara y el huevo o «muerde la manzana» fueron los juegos que se pudieron disfrutar.
Un acto necesario, entrañable, humilde y genial. Y es que cuando se reducen las diferencias a los juegos, nos percatamos que es más lo que nos une que lo que nos separa. Más aún si cabe con países de habla hispana, cuyas tradiciones y culturas están fuertemente ligadas a las nuestras. «Somos diferentemente iguales», narraba el slogan de estas jornadas de juegos organizadas por la PAR Almansa.
