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24/04/2024

El periódico digital de Almansa

El maravilloso viaje de tu caca: Una historia épica que acaba en la depuradora

¿Nunca te lo has preguntado? En el momento que tiras de la cadena, tus desechos comienzan un viaje apasionante por el subsuelo de Almansa. La Tinta de Almansa tira de humor para contarte a dónde va a parar tu caca.
Ruta de la caca

Es el momento de paz por excelencia, nos devuelve a todos a nuestra condición humana y muestra lo más profundo del interior. Hacer de vientre es una necesidad vital que no lleva más de unos quince minutos pero también es el punto de partida del largo viaje que emprende nuestra deposición. Comienza un viaje bautizado como “la ruta de la caca”.

El comienzo de la increíble ruta de la caca

Todo comienza cuando tu digestión está llegando al punto óptimo y por fin estás preparado para liberar a los prisioneros. Cuando entras en el aseo “con Jordan colgando del aro”, la caca comienza su ruta tomando la primera estación que encuentra: la cañería de tu casa o piso. En este tramo, nuestro querido zurullo se encuentra con todo tipo de desperdicios que van a parar a las cañerías: restos de comida, agua sucia, pelos, papeles… Hasta este momento tu deposición comparte tubos únicamente con basura familiar.

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Este genial coctel de detritus se junta con el de otras casas mediante las cañerías centrales que unen el entramado de alcantarillas subterráneo almanseño. Puede que tengas un vecino que no te cae muy bien, pero piensa que tarde o temprano vuestras cacas estarán juntas, a eso se llama hermandad vecinal. No confundir con el concepto “hermano o hermana de caca” que sólo es válido si dos personas comparten un momento tan personal e íntimo como es el defecar. 

Ruta de la caca en Almansa
Una ranita hace caca mientras lee atentamente La Tinta de Almansa (Pixabay)

Un viaje por el subsuelo de Almansa

Pero volvamos a nuestro churumbel de heces, porque ahora sí está embarcado en un viaje frenético que puede tener varios kilómetros de recorrido. Las grandes tuberías del alcantarillado se van acoplando unas a otras de manera convergente. De esta forma se crea un gran torrente de puro asco cuyo destino final es la depuradora. En ese momento, todos los almanseños tenemos una parte de nosotros en esa gran tubería que recorre el subsuelo del paseo rojo. Sí, debajo del mismo lugar dónde se hacían inmensos botellones, te ponías morado en tu adolescencia sin saber que el río negro cruzaba bajo tus pies.

En ese instante, todas las grandes tuberías que conectan el alcantarillado de Almansa han sido unificadas y toman rumbo sureste dirección depuradora. Aquí llega la recta final, tu caca puede sentirse como David Meca, después de varias millas nadando, por fin llega a la meta. Si te sentaste en el trono en tu fábrica del polígono, tu caca recorre cinco kilómetros. Sin embargo son los vecinos del “sub” los que mandan la mercancía más fresca al distanciarse solo dos mil metros de la gran pócima de agua contaminada. 

Depuradora de Almansa
Uno de los vertidos de agua en la Depuradora de Almansa

La depuradora de Almansa, un trabajo vital

La querida Estación Depuradora de Aguas Residuales está vieja y cansada de tanta mierda. Cada almanseño abandona 54 kilos de heces al año, lo que multiplicado por las 24.000 almas que habitan la ciudad suman un total de 1300 toneladas de caca que la depuradora debe sanear. Por eso está previsto, tras salir la licitación de obras hace unas semanas, una reforma prácticamente integral del edificio. Rompamos una lanza por los trabajadores de esta planta. Ellos son los encargados de reconvertir el caldo más repugnante en agua limpia para los ríos y mares. En líneas generales; las valkyrias de los muñecos de barro. 

Depuradora Almansa
La Estación Depuradora de Aguas Residuales de Almansa

Llegado este momento, nuestra caca se ha fusionado con la naturaleza. La ruta se ha cumplido con éxito. De esta forma se cierra una aventura que nada tiene que envidiar en heroicidad al viaje de Frodo y Sam al monte del Destino. Así que, ya sabes, la próxima vez que tires de la cadena: entona el “bon voyage”, agita con sentimiento un pañuelo blanco y reflexiona en la aventura que le espera a tu recién nacido.

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