10/12/2024

El periódico digital de Almansa

El escote censurado que Isabel II lució en el tren de Almansa-Alicante

La reina inauguró el tramo Almansa-Alicante en mayo de 1858, como aparece en una litografía retirada por el Gobierno iraní de una exposición organizada por el Museo Arqueológico alicantino
El escote de Isabel II en Almansa

Existe una litografía que recoge la visita de Isabel II a Alicante, 25 de mayo de 1858, con motivo del primer viaje en ferrocarril jamás hecho desde Madrid. El recorrido incluía una parada en Albacete para inaugurar el tramo Almansa-Alicante, la última fase de la esta gran arteria que acercó la capital, la Corte, al Mediterráneo.

Un posado muy polémico

El atuendo y la posición de su marido Francisco de Asís de Borbón, que permanece a la izquierda, reflejan el poder que ostentaba esta mujer a mediados del siglo XIX. La reina ocupa el centro de la imagen (sobre estas líneas), donde aparece rodeada por un séquito formado por decenas de plebeyos que celebran el acontecimiento, justo en el momento en que le tienden una bandeja repleta de manjares. Todo apunta a que se trata de una ocasión especial: Isabel II aparece ataviada con un suntuoso vestido de escote generoso y hombros al descubierto.

Su indumentaria, de hecho, pudo ser el detalle que ocasionó que el grabado fuera retirado por el Gobierno iraní del Museo Nacional de Irán, en Teherán, siglo y medio después. Esta imagen era una de las 283 piezas de la colección que el Museo Arqueológico de la Diputación de Alicante (Marq) había cedido a la pinacoteca de la capital persa para la exposición temporal ‘Alicante. Patrimonio Arqueológico de España. Tesoros del Marq’.

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El ministro de Cultura iraní, Alí Asghar Moonesan, inauguró la muestra, sin la litografía, el 22 de septiembre de 2019. Faltó la presencia de la vicepresidenta de la Diputación de Alicante, que declinó estar presente por «coherencia» con su defensa de la libertad y de los Derechos Humanos, así como por «la situación de la mujer en el país árabe». Su ausencia suscitó nuevas dudas acerca de la motivación detrás de esta posible censura: ¿y si la causa de la desaprobación iraní no era el escote? ¿Y si era, más bien, el hecho de que la soberana de España no fuera un soberano?

El director gerente del Marq, Josep Albert Cortés, quiso acallar las preguntas y negó que se tratase de una censura. Indicó, para aplacar ánimos, que los técnicos del Museo Nacional de Irán (MNI) entendían que la obra «no encajaba» en el discurso expositivo de la muestra. «No deja de ser una anécdota que no afecta a los contenidos de la exposición, adaptada como está a los gustos del público iraní», precisó, en declaraciones a Europa Press. Tomada la decisión, el grabado se embaló de nuevo y fue depositado en los almacenes del MNI hasta que concluyó la exhibición, el 8 de abril de este año. Días después regresó a España junto al resto de la colección.

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Grabado de la llegada de Isabel II a Alicante

El futuro de Almansa llegó con Isabel II en máquina de vapor

La inauguración de la primera vía férrea que la unió con Madrid fue crucial para Alicante. La máquina de vapor convierte a esta ciudad en un boyante puerto comercial y de transporte con las Indias. Nace la industria turística y los nobles castizos comienzan a viajar al sur para disfrutar del clima, la luz y el aroma a sal de la orilla del mar.

El trayecto lo explota comercialmente la compañía MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante) y cubre una distancia de 450 kilómetros que se recorrían en, más o menos, 17 horas. El tren efectúa cinco paradas: Alcázar de San Juan, Albacete, Almansa, Villena y Elda. Esto revitaliza las grandes llanuras manchegas, que comienzan a servir de puente para terratenientes y comerciantes.

Sobre la visita imperial de Isabel II a Almansa se sabe poco. El consenso general establece que el día 24 de mayo la comitiva real se detiene en Albacete y los días 25 a 27 en Alicante. Del 28 de mayo al 2 de junio la reina se establece en Valencia, para volver en carruaje a Almansa el 3 de junio y acabar el viaje en Aranjuez, un día después. Parece que, del 24 al 27, Sus Majestades y Altezas Reales paran de forma breve, en todas las localidades de paso.

En esta clase de periplos reales, era costumbre realizar litografías de las ciudades engalanadas para acoger a la comitiva real, testimoniando el afecto del pueblo. Se empleaba, para ello, un equipo de trabajo formado por tres profesionales: el corresponsal gráfico, el artista de gabinete y el grabador. Estas piezas ilustraron crónicas oficiales, folletos, libros conmemorativos de la época, etcétera. Hoy, se exponen en museos de todo el mundo. Pero la del escote que lució Isabel II en el tramo de Almansa-Alicante, en concreto, no decoró las paredes de la pinacoteca iraní.

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