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26/04/2024

El periódico digital de Almansa

Ana Rubio, Premio Goya 2023: «El sector de los efectos especiales ha evolucionado muchísimo, no hay límites a lo que se puede hacer»

Entrevistamos a la almanseña cofundadora del estudio Twin Pines de efectos visuales, que ha conseguido su segundo galardón en la gran gala del cine español y reivindica la importancia de su industria en el cine actual
Ana Rubio Premio Goya 2023 Almansa

Pocas personas pueden presumir de que su nombre aparezca escrito en la gran pantalla de una sala de cine. La almanseña Ana Rubio es una de ellas. Cumplir su sueño no fue fácil. En 2008, cofunda Twin Pines junto a Juanma Morales. Eran los únicos trabajadores al frente de tres ordenadores. Tras años de arduo trabajo, comienzan a llegar grandes proyectos cinematográficos y para televisión. Hoy en día, la empresa de la que es directora ejecutiva cuenta con 60 empleados y se ha convertido en una de las principales productoras de efectos visuales (VTX) de España. Ana ha entrado a formar parte de la élite del cine nacional y cuenta con dos Premios Goya en su haber.

El último se lo concedieron hace escasos días. Junto a su compañera Esther Ballesteros, se subió al escenario del Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla para recoger el Goya a Mejores Efectos Especiales 2023 por Modelo 77, tras haber logrado sumergir al espectador en la Cárcel Modelo de Barcelona, en los años 70. Las tenía todas consigo para llevarse el cabezón, pues también estaba nominada (junto a Óscar Abades) por la taquillera As Bestas, en la misma categoría.

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Ya en 2021 recibió su primera estatuilla por Akelarre, junto a Mariano García Marty, aunque en ese momento no pudo acudir a recoger el premio debido a la pandemia y tuvo que seguir la ceremonia por videollamada. Como colofón, la labor de Ana Rubio ha sido reconocida con un Premio Gaudí, una nominación a los Premios Ariel y cuatro nominaciones más a los Goya, en largometrajes como También la lluvia, Los últimos días o Mientras dure la guerra.

–En primer lugar, felicidades por vuestro segundo Goya. ¿Qué se siente cuando dicen vuestros nombres en la gala del cine español, qué pasa por vuestra cabeza?

–Los dos o tres minutos previos son un poco de angustia, llenos de nervios. Pero en cuanto oí el nombre de Esther ahí pensé «bien, lo tenemos» y sentí mucha alegría. Yo siempre pienso lo primero en mi equipo. Soy la cara visible, pero los que permiten sacar el trabajo adelante son el equipazo que tenemos, los que están detrás. Me mandaron un vídeo en el momento, de alguien del equipo saltando de alegría en otro sitio, y eso es lo primero que se me pasa por la cabeza. Una vez subí para pronunciar el discurso, estaba muy pendiente de dar reconocimiento a todo el mundo y no olvidarme de nadie; resaltar a los que verdaderamente quiero y a quien me ha ayudado a llegar ahí. No me dio tiempo a escribirlo, pero no quería olvidarme de nadie.

–Naciste y creciste en Almansa. ¿Cómo fue tu infancia aquí, qué recuerdas de esos años?

–Lo recuerdo todo con mucho cariño. Estudié en Colegio Virgen de Belén y luego me fui al instituto José Conde García. Después me voy a estudiar una ingeniería a Valencia, pero seguí volviendo todos los fines de semana porque aquí conservaba a mis amigas de toda la vida. Por circunstancias mayores tuve que irme a Madrid para seguir formándome, en este caso en montaje, en la Escuela de Cine. Las oportunidades laborales estaban allí. En el presente, tengo muchas ganas de volver y de estar más cerca de mi familia y de mis amigas. Acabo de tener además un niño pequeño, tiene ahora solo dos mesecitos y me gustaría que mi familia pudiera disfrutar también más de él.

Ana Rubio Goya efectos especiales almansa (1)
Ana Rubio y Esther Ballesteros recogen el Goya 2023

–¿Por qué razón decides dedicarte a la producción de efectos visuales? ¿Era esta tu pasión y decidiste realizarla a través del cine, o fue tu fijación por el cine la que te llevó a explorar este camino?

–Tiene que ver con una pasión inicial por el cine. Yo empecé en el mundo del cine porque me gustaba mucho. Estudié en Escuela de Cine de Madrid, que es como la catedral de amor al cine. Para mí la felicidad era meterme en una sala de cine. Lo que veía ahí dentro me dejaba maravillada. Esos 3 años de formación de cine fueron alucinantes. Pero es verdad que yo llegaba con un perfil técnico, y allí estudié montaje. Eso me vinculó más al sector de la postproducción y conocer más todas las áreas. De ahí ya me desvié definitivamente a crear efectos visuales.

–El proyecto Twin Pines comenzó en 2008, al mando de tres ordenadores. Ahora habéis llegado a ganar dos Goya. ¿Cómo es ese camino de crecimiento? ¿Cómo ha cambiado la empresa?

–El crecimiento de la compañía ha sido muy controlado. Nosotros siempre hemos primado la calidad y hemos cogido los proyectos que sabíamos que éramos capaces de desarrollar. Eso a quien ha apostado por nosotros como cliente le genera confianza, porque saben que si les decimos que podemos ocuparnos de un trabajo vamos a cumplir con los tiempos y el resultado va a ser bueno. Así es como, poco a poco, hemos construido nuestro equipo. Con gente afín a nuestra forma de trabajar y que puede ir formando a la gente nueva que entra. Ahora somos unos 60 trabajadores divididos en departamentos. La parte creativa de los departamentos son arte, el de grafismo, 3D, composición y edición, a los que habría que sumar otros como ingeniería o recursos humanos. Lo bueno que tenemos es que funcionamos como una maquinaria. Llevamos mucho tiempo trabajando juntos y, una vez entra un proyecto, ya tenemos un camino establecido que seguir.

Ana Rubio junto al equipo de Twin Pines, ganadores de Goya por Modelo 77
Ana Rubio junto al equipo de la productora Twin Pines, ganadores de Goya por Modelo 77

–Para las personas no tan cercanas al sector técnico detrás del mundo del cine, ¿en qué consisten los efectos especiales y visuales en las películas?

–Los efectos visuales nos ayudan a generar planos que no se pueden rodar en la realidad. Por ejemplo lugares que no existen, que aunque existen ya no están como estaban en la época en la que transcurre la película, o que por necesidades de la producción tenemos que rodar en distintas localizaciones. También se utilizan para facilitar la producción e incluyen chromas en coches o en ventanas, para generar animales con los que no podemos rodar porque no van a hacer lo que nosotros queramos… aportan muchas soluciones en el rodaje de una película o serie.

Para hacer un plano como los de la reconstrucción de la modelo intervienen varios departamentos. A grandes rasgos estos serían los pasos a dar: Primero se toma el plano rodado y se ve qué partes sirven de base y cuáles no. El director de arte se ha documentado previamente sobre cómo era la modelo de la época y plantea qué hay que modificar y cómo hacerlo. A partir de ahí entra el departamento de 3D a construir los elementos que hay que hacer en 3D, los coloca en la escena y los ilumina. Finalmente viene el departamento de composición, que une todos los elementos y les da el acabado final uniendo todas esas capas. En el siguiente video se pueden ver algunas de las escenas y el trabajo detrás de ellas.

–La gente vincula los efectos especiales principalmente a las películas fantásticas, de ciencia ficción. ¿Cuál es el impacto de los efectos visuales en películas de otros géneros, como en las que habéis sido premiados?

–Si nos fijamos en Marvel o en el cine de ciencia ficción los efectos están muy presentes, pero en cualquier película hay muchos y muy complicados de ejecutar. En Modelo 77, por ejemplo, hay escenas donde se incluyen, mediante 3D, elementos que no están en el entorno filmado y todos ellos son necesarios para contar la historia. La subida a la cúpula es una de las escenas más importantes de la película en lo que respecta a efectos visuales. No podíamos subir a la cúpula, así que la reconstruimos en Sevilla y grabamos ahí la escena. Después hicimos un trabajo muy importante de integración de ese metraje con todo el casco urbano de aquella época en Barcelona.

Modelo 77 cúpula Ana Rubio
Fotograma de la cúpula construida por Twin Pines, en Modelo 77

En películas así no puede haber nada que desentone. Si no, puede llegar el momento en el que viendo una película haya algún elemento que resulte «feo» y que saque al espectador del ambiente. Hay algunas que están cargadísimas de efectos visuales y el espectador no lo nota. Y si el espectador lo nota es que no lo hemos hecho bien. Es un fastidio porque puedes hacer 800 planos que estén bien y uno que esté mal, y con ese malo ya tiras para abajo todo el trabajo.

–Los efectos visuales han recorrido un largo camino. Desde los trucos de magia de Georges Méliès hasta las innovaciones técnicas de James Cameron. ¿Cómo ha cambiado el sector?

–Ha cambiado muchísimo. Lo que hacíamos antes y lo que hacemos ahora no tiene nada que ver. El nivel de realismo de ahora hace tiempo era impensable. Hace décadas el equipo que hizo los recursos para Star Wars estaba muerto de miedo, como se ha mostrado en algún documental. Decían «¿cómo sacamos esto?». A día de hoy, cada vez los resultados son mejores y casi no hay límites a lo que se puede hacer. Sí creo que se tiene que ser coherente con el presupuesto de cada producción y plantear los efectos en función a esas cantidades. Nosotros no tenemos el presupuesto que puede tener Marvel, así que siempre decimos «hagamos los efectos de forma sensata para que queden bien».

–¿Qué referentes has tenido dentro del mundo del cine? ¿Quién te ha inspirado para decir «yo quiero hacer eso»?

–He dado un giro bastante importante en cuanto a que me dedico a una disciplina dentro del cine muy técnica. Aún así, mis referentes tienen que ver con la «Nouvelle Vague» (corriente de cine francés impulsada a final de la década de los 50) y mucho cine asiático. De conseguir este premio y a nivel de referente, una de las cosas a las que le doy más valor es haber trabajado con Alberto Rodríguez como director. Hay películas suyas que me encantan, como After, en 2009. Para mí recibir el premio ahora con una película de Alberto cuando una de sus primeras películas me llegó tanto, para mí es algo muy importante.

–Dos premios Goya indican que ya sois élite en la producción de efectos visuales. ¿Os planteáis nuevos retos llegados a este punto? ¿Es vuestro reto ya de por sí mantener esta calidad y seguir disfrutando de vuestro trabajo?

–Realmente, nuestro reto es mantener la confianza de la gente que ha creído en nosotros dentro de la producción nacional, ya que entre ellos hay gente muy potente. Y luego si que nos motiva el salto internacional, estamos dando un salto a producciones internacionales y eso es algo que queríamos. Siempre teniendo los pies en la tierra eso sí, y manteniendo la confianza de la gente que nos ha permitido llegar hasta aquí, hasta trabajar en las producciones más importantes a nivel nacional.

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