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24/04/2024

El periódico digital de Almansa

El enigma de la sexualidad humana (II). Por Francisco Doñate

Francisco Doñate Oliver, médico y Almanseño Ilustre, escribe una serie de artículos sobre el misterio de la sexualidad humana: «El sexo del cerebro no tiene porqué coincidir con el biológico»
Enigma sexualidad humana Francisco Doñate

Como decíamos en el artículo anterior, el sexo biológico lo decide la presencia de los cromosomas XX, para la mujer y de los cromosomas XY, para el hombre. Tener unos u otros cromosomas va a ser determinante para que se desarrollen los órganos sexuales internos y externos, aunque como todos podemos imaginar, son idénticos antes de que se produzca la diferenciación. Estos órganos son los ovarios, trompas de Falopio, útero, vagina y vulva para la mujer y testículos, conductos deferentes, vesículas seminales, próstata y pene para el hombre.

Como ya dijimos, la presencia de hormonas sexuales en el embrión va a determinar que también las neuronas generen receptores para cada una de ellas. ¿Qué hormonas circulan por el torrente circulatorio del embrión? En el macho: 1) La testosterona (la produce su testículo, las glándulas suprarrenales suyas y las de la madre) y 2) Los estrógenos y la progesterona (le llegan a través del cordón umbilical). En la hembra: 1) La testosterona procedente de las suprarrenales suyas y de la madre y 2) Los estrógenos y la progesterona (a través del cordón umbilical). En consecuencia, todos los embriones tienen todas las hormonas, masculinas y femeninas, lo que varía es la CANTIDAD DE HORMONAS, pues no todas las glándulas producen la misma cantidad.

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Así, podremos tener un embrión macho con mucha testosterona (y muchos receptores neuronales para la testosterona), o un embrión macho con poca testosterona y pocos receptores para testosterona y muchas hormonas femeninas (por lo tanto, muchos receptores para estrógenos y progestágenos). Lo mismo podría pasar en el caso del embrión hembra (muchos receptores para hormonas femeninas o muchos receptores para hormonas masculinas). En principio, esto marcaría el SEXO DEL CEREBRO, que no tiene porqué coincidir con el SEXO BIOLÓGICO.

En el año 2016, los alumnos de primero y segundo de Medicina de la Universidad del País Vasco (hombres y mujeres de 18 a 20 años) participaron en una encuesta en la que tuvieron que manifestar, anónimamente, el tipo de fantasías sexuales que habían tenido. El 79% de los encuestados dijeron haber tenido dichas fantasía con ambos sexos, el 11% solo con el sexo contrario y el 9% solo con el mismo sexo. Estos resultados coinciden con otras partes de España y de otros países. ¿Qué significa esto? ¿Que el 79% eran bisexuales? Evidentemente NO, y de seguro que la mayoría no habían mantenido ese tipo de relaciones a nivel físico.

Una fantasía sexual es el desarrollo de un acto sexual a nivel VIRTUAL. La podemos iniciar nosotros o nos surge espontáneamente porque recordamos algo, o vemos algo, u oímos algo… es decir, se inicia y no la desechamos, como aquellos “malos pensamientos” de los que nos confesábamos los jóvenes antaño. La fantasía la creamos, surge y permitimos que se desarrolle plenamente. El ser humano es el único animal de la tierra que puede mantener REACIONES SEXUALES con quien desee A NIVEL VIRTUAL, naturalmente. 

El sexo del Cerebro es el SEXO DE LA PERSONA y, como he dicho antes, no tiene por qué coincidir con el SEXO BIOLÓGICO. Además de las hormonas y de los receptores hormonales para las mismas, hay otras muchas causas que definen y configuran el SEXO DEL CEREBRO. Por ejemplo, las relaciones eróticas de la primera infancia (no digo sexuales sino eróticas), las primeras experiencias infantiles, generalmente con algún miembro de la familia, la adopción de “determinados roles” en la infancia, los primeros actos sexuales (masturbación solo o acompañado), los estímulos sexuales realizados por o con terceras personas, de los que somos testigos o conocedores, situaciones de violencia sexual vividas, psicológica o físicamente y de un larguísimo etc. Todo este gran cúmulo de causas son las que van a definir la SEXUALIDAD DE NUESTRO CEREBRO.

La masturbación en particular y el sexo en general, han sido históricamente satanizados por las religiones, no por un afán de fastidiar al individuo sino como un mecanismo de control. Si alguien controla tu sexualidad te controla integralmente. No solo no te quedas ciego si lo haces, o no creces, o te vuelves loco, todo esto han resultado ser mentiras. Como analizaré en el siguiente artículo, el único límite que tiene la masturbación es “que no se convierta en una obsesión”. He sacado a colación la masturbación porque es el método infalible para conocer la sexualidad de tu cerebro. ¿Te masturbas alguna vez? Y cuando lo haces, ¿en quién piensas? Aquí tienes la respuesta a tu pregunta.

El SEXO de la persona no es una OPCIÓN es una CONDICIÓN. La aceptación de la propia sexualidad es fundamental para un desarrollo sano y equilibrado de la persona. El obispo Juan Antonio Reig Plá creó una asociación, en la que no faltaba el ánimo de lucro, para la REEDUCACIÓN SEXUAL DE LOS JÓVENES. Esto, no solo se ha demostrado científicamente ineficaz, sino gravemente PERNICIOSO, porque conduce a la frustración, al rechazo del YO y, en algunos casos, desgraciadamente, al SUICIDIO.

“SALIR DEL ARMARIO” es un término lamentable, pero que ya se utiliza en el lenguaje común. Cuando no hay coincidencia entre el sexo biológico y el cerebral, sólo unos pocos (gays, lesbianas y transexuales) se han atrevido a decir públicamente lo que son, cómo se sienten, cómo quieren ser tratados y respetados como ciudadanos-as libres que son. Son personas valientes a las que la sociedad ha herido e insultado, a las que desde aquí yo rindo homenaje.

Este artículo se lo dedico a Justin Fashanu, primer futbolista inglés que se atrevió a confesar públicamente su homosexualidad y que se suicidó al no poder soportar la presión y el escarnio social.

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