«Rokavieja se despide. Pero seguro que volverá. No sabemos si en forma de chapa o en forma de persona. Pero volverá»
. Con esta sencillez se despidió al que consideró el frontman más carácterísitico del sureste en la actualidad. Era un momento cargado de emoción. El recinto ferial de Yecla y su escenario para macro-conciertos reunía a una impresionante aglomeración de personas. Se contaban por miles y eran de todas las edades y de todos los colores, de diferentes puntos de la zona. Todos y todas estaban congregados para vivir la agridulce sensación de la despedida. Ese día, 21 de septiembre, se escribió el epitafio de una época gloriosa para el rock murciano. Cuando iba a sonar la trompeta de la últimísima canción «Nos persiguen», Kike, la voz principal, se despidió con la frase que inicia este texto. Hoy, los amantes de su arte quedamos huérfanos de buena música, solos ante la imparable apisonadora de la cultura de masas, pero con la esperanza de que vuelvan los buenos tiempos y no tengamos que mendigar ambiente en «discotecas de mierda».
Una banda igual pero diferente a las demás
Rokavieja nació en 2012
, hace más de una década. Unidos por el amor a la música y los géneros rock, ska, reggae, surf y en un ambiente colaborativo, sus componentes tenían como bandera ideales que no tienen hueco en la música comercial: «Lucha, resistencia e inconformismo contra el orden establecido».
Con el habitual sonido mediocre de los inicios, la experiencia de un novel pero también con la energía y estilo de los rude boys, tan solo bastaron unos cuantos conciertos para que el público de Yecla quedara totalmente enganchado a sus vertiginosos directos, con ritmos endiablados e importados desde más allá del charco, composiciones emocionantes como una montaña rusa y una cercanía e humildad que mantuvieron y mantienen hasta el último minuto.
Rostros de asombro y gozo
En 2014 graban «Bienvenido a mi movida».
Los Rokavieja o Ropavieja o los zagalicos, llámalos como quieras, consiguieron transportar al estudio todos los adjetivos que antes mencionaba. Temas muy remarcables y que siguieron sonando en los bolos hasta el último acorde. «Así seguimos», imposible no echarse a bailar con este estribillo. «Bienvenido a mi movida», pura histeria, sobre todo para los vientos, que todavía no se de donde sacan el aire para soplar estas notas. «Empieza mi revolución», colaborando en su primer disco con un auténtico embajador del ska en el país, Juantxo Sakalari.
A estas alturas, tras el primer disco, por Rokavieja ya pasaron más de una decena de componentes, todos sumaron a un show total, en el que hasta 4 voces principales se turnaban los versos. Era y ha sido imposible ver sus conciertos sin tener la vista puesta en mil lugares. Intensidad y calidad musical en otro nivel y siempre al servicio del público, hubiera miles de personas o salas medio vacías, en el respetable siempre se pudieron ver rostros de asombro y gozo.
Sean bienvenidos a la ciudad del pecado
El año 2016 fue un punto y a parte en la historia de Rokavieja. «La ciudad del pecado» fue su segunda obra y en esta ocasión llegaron más preparados, con una idea más madurada y una ejecución más nítida. Sin perder su esencia, se definió el camino que iban a seguir, en el que los géneros del rock, ska y surf tomaban más protagonismo a través de sus instrumentos o voces. Siendo sinceros, este disco no tiene ni un tema mediocre, todos son de una calidad, sonoridad y enganche que dan ganas de pecar. Yecla tiene himno alternativo y su título es homónimo al disco. Por otra parte tenemos una colaboración maravillosa y emocionante con el grupo internacional Los Caligari. La historia de rebeldía de un sicario que bien inspira a los activistas de hoy en día. Una pieza muy sonada de este disco fue «Nazinguer Z», donde los Roka levantaron una voz crítica a nivel local por la situación generada por un cura de la ciudad. Por no hablar de otro himno para los piratas del asfalto y las seis cuerdas, «Pelotudos», cuya melodía y letra aun emociona y anima a seguir adelante al que escribe estas líneas.
«Mucha policía, poca diversión»
Un hecho con el que los Rokavieja se colaron en todos los periódicos e informativos de la zona y también a nivel nacional. A finales de 2016, cuando las injustas y desproporcionadas normas de la Ley Mordaza envalentonaron a los agentes más desubicados del cuerpo de la policía, un salvapatrias de piel ultrafina denunció y multó al vocalista del grupo por gritar en su concierto de fiestas de Yecla «Mucha policía, poca diversión». Rokavieja vivió en sus carnes la persecución ideológica que tan cerca acechaba a los artistas alternativos por aquellos años. Pero como dice la letra de otro grupo al que guardamos especial cariño, esos policías «solo alimentaron la idea que desean asesinar». Rokavieja tuvo un fuerte impulso mediático, la multa salió barata en comparación a lo que se ganó y tras el sucesos el grito se repitió por parte del público una y otra vez en los directos.
De este episodio surgió su tema más exitoso: «Nos persiguen». Una composición que enmarcó en el hall of fame del ska en español, sin duda.
Viviendo feliz en una espiral eterna
Después de tres años de duro trabajo llegó el momento de saltar a uno de los estudios de grabación más reconocidos en el panorama de este tipo de música a nivel nacional. Dieron a luz a «La Espiral», disco en el que el grupo tornó hacia composiciones más introspectivas y de reflexión social, todo ello sin perder su esencia energética y vertiginosa. La calidad de esta obra es incuestionable. «Peligrosa», la historia de una cantante callejera y su amor por el arte que derriba barreras. «Qué calor», tema con el que apoyaron la lucha de todo un pueblo contra el destrozo y prostitución de su entorno natural. «Comando terror», el título a un escurridizo y entretenido grupo de amigos nocturnos. «Bosa», la emoción al gritar que ningún ser humano es ilegal y cantar las penurias que se pasan al abandonar el infierno de una tierra en guerra y sin el amor de tu vida al lado.
Pero a nivel personal y en específico, destaco «La Espiral» en su papel como el tradicional tema instrumental que acompaña a todos los discos de Roka como outro o intro. Desde que escuché esta pieza vivo feliz en una espiral eterna de ska. La raíces de estos genios yeclanos se hunden tan profundo hasta alcanzar Jamaica. Si muchos de los creadores del ska o el rocksteady vieran y escucharan las canciones que se han hecho desde este trozo del sureste de España, no tendrían ninguna duda en entregar la cuchara o al menos compartirla con los Rokavieja. Si me muero de sorpresa, me gustaría que me pillara escuchando «La Espiral». Eso sí, que no la pinchen en mi entierro porque igual echo a bailar y menudo susto para el personal.
Por supuesto que repetimos
En la última etapa, con una pandemia de por medio que tumbó a muchos grupos de su estilo, en ese instante y como siempre Rokavieja se mantuvo fuerte en sus momentos más dubitativos. Aún nos regalaron cuatro canciones espectaculares: El Show de la Rosa Negra, Fugitivos, Sheriff y Antisistema. Esto suele pasar, y es que cuando los artistas están en su punto más óptimo, en su mejor momento artístico, se retiran o se van a descansar. Con estos 4 temas se volvió a demostrar que Rokavieja ofrecía no solo un show de 5 estrellas, sino que también generaban todo su contenido de manera circular, ejecutada mejor que muchos artistas profesionales de élite.
Volved otra vez
El pasado 21 de septiembre dijeron adiós. O hasta luego.
Después de 10 años sin parar en los escenarios, estudios y más carreteras. Generando y compartiendo una cultura musical que resiste a pesar de la llegada de los nuevos tiempos.
Seguramente merecieron más, pero los que los hemos seguido con pasión y alegría sabemos que lo han dado (y lo hemos dado todo) en sus conciertos y composiciones. Y a pesar de que son gigantes de la música y su legado ya es eterno, lo que los ha convertido en auténticos colosos es su humildad, cercanía y sonrisas. Cualquier otro hubiera perdido la cabeza o el corazón, pero estos rockeros solo los hicieron crecer.
Cuando sonó el último acorde de su concierto y vimos como algunas lágrimas se deslizaban por las mejillas, fue inevitable sentir pena. Pero también sentimos orgullo, puro y fuerte orgullo mezclado con agradecimiento por haber podido ser participes y testigos de un capítulo de oro del rock nacional en general y del ska en castellano a nivel mundial. Y el que no esté de acuerdo conmigo, que me llame que se lo explico.
Por otra parte también hay muchos y muchas que nos quedamos huérfanos. Se fue Combo Calada, se fue la Triple F, ahora se va Rokavieja. ¿Qué hacemos los que aun tenemos piedras en el pantalón? Lo tengo claro: volver otra vez. No solo cuando las calles comiencen a arder, sino siempre que la carretera RM-426 nos incite a recorrerla con la misma ilusión que el primer día.
«Bendita necesidad que te pone de pie
Bendita forma de ser que te hace crecer
Y no dejar de luchar por si una vez más
después de mil kilómetros tu me esperarás
Aguantaría otra vez toda una eternidad
Hasta que vuelva a surgir un bolo en tu ciudad».
Me imagino que esto lo vais a leer, mis queridos compañeros. Por eso para acabar solo puedo daros la enhorabuena por toda la trayectoria. Espero que vuestros esfuerzos hayan merecido la pena, y es que a pesar de las dificultades, nunca perdisteis la fuerza, la esencia y la pureza que tan difícil es de encontrar. Y cómo no, os doy de corazón las gracias por regalarnos tantos momentos, tantas reflexiones y tantas emociones con vuestra música cuya explicación va más allá de las palabras. ¡La Roka perdurará por los siglos!
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